Uno de los primeros cultivos que pongo en marcha, tras la temporada de verano de mi macetohuerto, son las lechugas, cuyos semilleros siembro sobre mediados de agosto, tras llegar del periplo estival que suele llevarme por tierras lejanas. Como sustrato suelo utilizar el de macetas a las que ya he retirado el cultivo y que normalmente aboné con algún estiércol en los meses de primavera (de mediados de abril a mediados de junio) para cultivar tomates, berenjenas, patatas, etc.
Este año, me ha surgido la curiosidad de ver si es recomendable aportar una nueva fertilización con el trasplante de los semilleros, o si bien es suficiente con los restos que quedan en el sustrato tras los cultivos de verano. Para ello me planteé una pequeña investigación, que es la que reflejo en este artículo, el cual he dividido en 4 partes:
- Planteamiento del experimento.
- Hechos visuales.
- Evaluación analítica y conclusiones.
- Recomendaciones.