Publicado en la Revista Ae nº1 de otoño de 2010. SEAE.
Juan José Soriano (Red de Semillas "Resembrando e Intercambiando")
La Agricultura Ecológica persigue “la obtención de alimentos y materias primas de máxima calidad, respetando el medio ambiente y conservando la fertilidad de la tierra, mediante la utilización óptima de los recursos locales, potenciando las culturas rurales, los valores éticos del desarrollo social y la calidad de vida (SEAE 2005)”.
Sin embargo el entorno socioeconómico en el que se encuentra inmersa nuestra agricultura no favorece la consecución de estos objetivos, antes bien al contrario, el poder corporativo de las empresas relacionadas con la agricultura ha llegado a ser tan importante que las diez primeras compañías del sector controlan el 89% del mercado en el caso de los agroquímicos y el 67% del mercado mundial en el caso de las semillas (ETC Group 2008).
Por lo tanto el peligro de instrumentalización del término agricultura ecológica en manos de estos poderosos intereses económicos es enorme y solo dotándose de herramientas eficaces se podrá hacer realidad un modelo agrícola diferente.
En el caso concreto de las semillas y los recursos genéticos estamos intentando afrontar este reto utilizando como herramientas la Mejora Agroecológica Participativa (MAP) y la Investigación-Acción Participativa (IAP).
La IAP contempla los problemas que atañen al desplazamiento del conocimiento local por la ciencia establecida, proponiendo una forma diferente de integración de saberes, en la que el saber académico o científico (Rahman y Fals Borda 1992) sea subsumido al saber popular. Es necesario asumir que los investigados, en este caso los agricultores, deben ser también sujetos del proceso de investigación en vez de meros objetos. Como afirma Peter Park, hay que romper el esquema preestablecido por el que “las ciencias naturales producen conocimiento bajo el dictado metodológico que estrictamente externaliza el objeto de investigación y lo separa del sujeto investigador (Park 1992)”.
Consideramos que estos dos presupuestos de ciencia a través de la acción y campesinos como investigadores, responden plenamente al reto que perseguimos a través de la Mejora Agroecológica Participativa.
Por otro lado el estudio del conocimiento campesino nos muestra que aún estamos en posesión de un importante patrimonio cultivado heredado de nuestros agricultores, que no es un elemento caprichoso ni producto del azar, sino que esta biodiversidad de los cultivos tradicionales responde a una racionalidad campesina en el manejo de los recursos naturales completamente distinta de la lógica de la agricultura industrializada.
De las experiencias acumuladas a lo largo de estos años pueden extraerse enseñanzas que nos ayuden a establecer pautas de manejo en los sistemas mediterráneos de agricultura ecológica, de igual modo que proponía para los sistemas tropicales Altieri en su célebre trabajo ¿Por qué estudiar la agricultura tradicional? (Altieri 1991).
La Mejora Agroecológica Participativa debe aprovechar la naturaleza coevolutiva que caracteriza el desarrollo del saber local (Norgaard y Sikor 1997), intentando sacar partido de esta estrecha relación entre el conocimiento en sí y otros factores como son el sistema de valores, el tipo de organización social, el medio biológico en el que se inserta la comunidad y la tecnología de la que se dota. Asimismo hay que evitar que el conocimiento sea artificialmente separado de sus propósitos prácticos (corpus y praxis)” como recomienda Víctor Toledo (1993).
Los conocimientos que usan los agricultores para producir sus propias semillas y mejorar las variedades son complejos. Estos conocimientos implican una gran habilidad en el reconocimiento de las variedades, la valoración de sus aptitudes y su adecuación tanto a las condiciones de cultivo como a los gustos y necesidades del mercado local. Existe también un conocimiento diferenciado, entre hombre y mujeres ya que ha existido en algunas zonas una tradición relativa a encomendar a las mujeres el trabajo de selección de variedades y limpieza de semillas. Además las mujeres suelen tener un mayor conocimiento sobre el uso al haber sido tradicionalmente las encargadas de preparar la comida y elaborar las conservas.
La racionalidad campesina en la mejora de variedades se sustenta en actuar sobre la variabilidad que ofrecen las plantas cultivadas para fijar aquellas características que tienen una mayor capacidad de interacción positiva con el entorno. La variedad pasa así a convertirse en un elemento central del sistema agrícola ecológico y la mejora de las variedades a ocupar un papel destacado en la tarea del agricultor.
La Mejora Agroecológica Participativa propone un modelo de manejo con alta capacidad de interacción y adaptación al entorno, que se basa en un proceso de experimentación continua. Esta experimentación tiene como objeto la aproximación de las plantas que se cultivan a las variedades ideales que los agricultores identifican mentalmente. Estos ideales varietales se denominan técnicamente como ideotipos y en cada región existe un número definido de ideotipos para cada especie. La cantidad y características de los ideotipos responden a múltiples factores, fundamentalmente a las especificidades del entorno y la cultura local.
Finalmente no es posible el éxito de un sistema de Mejora Agroecológica Participativa si se limita el intercambio de semillas. El intercambio es el proceso por el cual los agricultores consiguen la variabilidad necesaria para poder realizar la selección. Todas las sociedades campesinas han tenido mecanismos de intercambio para propiciar el trueque continuo de material vegetal. Es nuestra responsabilidad habilitar espacios para que esta actividad pueda seguir siendo ejercitada por agricultores vinculados a la producción local y a la agricultura ecológica.
Referencias
Altieri, Miguel A. (1991) ¿Por qué estudiar la agricultura tradicional? Agroecología y Desarrollo, 1.
ETC Group (2008) Who Owns Nature? Corporate Power and the Final Frontier in the Commodification of Life. ETC Group.
Norgaard, Richard B. y Thomas O. Sikor. (1997) Metodología y práctica de la agroecología. En M.A. Altieri, coord. Agroecología. Bases científicas para una agricultura sustentable, 3ª edición. CLADES/ACAO, La Habana. pp. 13-24.
Park, Peter (1992) Qué es la investigación-acción participativa. Perspectivas teóricas y metodológicas. En María Cristina Salazar, ed. Op. cit. pp. 143.
Rahman, M. Anisur y Orlando Fals Borda (1992) La situación actual y las perspectivas de la investigación-acción participativa en el mundo En María Cristina Salazar (ed.) La Investigación-Acción participativa. Inicios y desarrollos Editorial Popular/OEI, Madrid. 230 pp.
SEAE (2005) Estatutos Sociedad Española de Agricultura Ecológica / Sociedad Española de Agroecologia aprobados en la Asamblea General en Toledo, septiembre 2005.
Toledo, Victor Manuel (1993) La racionalidad campesina de la producción ecológica, en Eduardo Sevilla y Manuel González de Molina, eds. Ecología, campesinado e historia. Las ediciones de la Piqueta, Madrid. pp.197-218.