Un artículo de «Mètode» destaca la apuesta por el cultivo de variedades autóctonas de los agricultores locales de esta región granadina
por Mètode
En un mundo cada vez más globalizado, resulta esperanzador comprobar que todavía quedan reductos, pequeños rincones del planeta, en los que se sigue apostando por la agricultura tradicional, esa que, si bien no produce variedades muy rentables económicamente, se ha encargado de preservar a lo largo de los años un modo de trabajar y de entender la tierra que en la actualidad corre el riesgo de caer en el olvido.
Este es el caso de la comarca de la Alpujarra, una zona con un alto grado de diversidad agrícola, según un estudio publicado en el último número de la revista Mètode, dentro del monográfico Botánica estimada. Los investigadores Joaquín Molero Mesa, catedrático en Botánica de la Universidad de Granada; María Reyes González-Tejero, profesora titular de Botánica en la Universidad de Granada, y José María Romero Molina, coordinador del Taller de Empleo en Agricultura Ecológica del Ayuntamiento de Freila (Granada) han realizado un estudio en 23 pequeños pueblos y en doce cortijadas de la Alpujarra, en las que entrevistaron a 120 campesinos y agricultores, la mayoría de entre 65 y 80 años,sobr que los ayudaron a censar un total de 34 especies o subespecies de hortalizas, cereales y frutales.
Las 467 muestras recogidas, fundamentalmente semillas, dan cuenta de la existencia de numerosas variedades locales de maíz, tomate, pimiento y, sobre todo, judías o habichuelas. Según explican los autores, la especial orografía de la Alpujarra, con diferencias de altitud que oscilan entre los 450 metros y los 3.478 del Mulhacén, hacen de esta un enclave idóneo en el que pueden crecer plantas cuya vida no sería viable en otras zonas del Mediterráneo, mucho más secas, gracias al agua que llega a sus campos procedentes del deshielo de las cumbres. Por otro lado, la diversidad de hábitats y condiciones climáticas, así como los cambios poblacionales de la zona y su aislamiento hasta épocas recientes, propiciaron la deriva genética de los cultivos hacia numerosas variedades locales. La biodiversidad de la Alpujarra se materializa en la multiplicidad de variedades de habichuelas, tomates y maíz.
Con todo, el grado de biodiversidad de la zona no deja de ser vulnerable. En la actualidad, sigue vigente gracias al trabajo de todos aquellos que continúan cultivando especies autóctonas pese a que sean poco rentables económicamente, pero la media de edad de los labradores entrevistados puede darnos una idea del serio peligro que corren las prácticas agrícolas tradicionales. Los autores del artículo advierten de que cada vez son más las tierras que quedan sin labrar, las parcelas descuidadas y los restos de antiguos cultivos a causa de la entrada en el mercado de variedades mucho más productivas y más atractivas para el consumidor, la imposibilidad de introducir técnicas mecanizadas dentro de un territorio con pronunciadas pendientes y la infravaloración del agricultor frente a otros oficios.
BIBLIOGRAFÍA
Romero, J. M.; González-Tejero, M. R.: Molero, J., 2011/2012. «Biodiversidad agrícola. Variedades locales en la Alpujarra granadina». Mètode, 72: 87-92.
José Vicente Bernabeu. Estudiante de Periodismo de la Universitat de València. © Mètode 2012.