El derecho humano fundamental al cultivo de plantas es una de las bases de la civilización humana. Durante siglos las personas han cultivado sus propias plantas para obtener comida, vender y comer, crear magníficas huertas, campos, parques y crear nuevos hábitats para la vida silvestre.
Esto está actualmente en serio peligro por la introducción de una nueva Reglamentación europea que controlará la producción y comercialización de TODO el Material de Reproducción Vegetal: semillas, bulbos, estolones, etc. incluyendo plantas silvestres. La reglamentación propuesta limitará qué personas pueden producir y vender en nombre de la protección de los consumidores.
Hay un apoyo considerable entre las partes negociadoras para reconocer el Derecho de los agricultores. La Propuesta de la Comisión reconoce los derechos de los agricultores profesionales a intercambiar y vender semillas y plantas. En lo que se refiere a la preservación de la biodiversidad, la elección y el libre acceso al material vegetal esta propuesta hace algunas concesiones aunque débiles y mal definidas.
Las normas propuestas no son adecuadas y suficientes para proteger realmente los derechos a cultivar, vender e intercambiar semillas. Tampoco son suficientes para impedir que los intereses comerciales restrinjan el trabajo de selección vegetal tradicional, lo que representa una amenaza para la seguridad alimentaria del futuro y los derechos de los agricultores profesionales, aficionados y las comunidades de reproducir y cultivar sus propias semillas y plantas.
Nos preocupa que los intereses de las grandes corporaciones que se apropian de nuestras semillas impidiendo su uso futuro por las personas estén pasando por encima de los derechos de los pequeños y medianos agricultores y las necesidades de proteger nuestro patrimonio natural y biodiversidad, indispensables para la seguridad alimentaria en un contexto de cambio climático.
Nos enfrentamos a presiones crecientes que amenazan el futuro de nuestro suministro de alimentos, disminuyendo los recursos disponibles y aumentando los costes del carburante, a un rápido cambio climático, disminución de hábitats y a una reducción de la biodiversidad. Necesitamos preservar y desarrollar la biodiversidad natural.
Nosotros y nosotras, como representantes de organizaciones de agricultores profesionales, aficionados, conservacionistas, menjoradores y miembros de la sociedad civil europea, reunidos en Viena (Austria), el 24 de noviembre de 2013, estamos profundamente preocupados por el Reglamento propuesto por la Unión Europea sobre Material de Reproducción Vegetal [2013/0137 (COD)], adoptado el 6 de mayo de 2013 por la Comisión europea.
Nos inquieta seriamente la soberanía alimentaria, preservación de la biodiversidad, seguridad alimentaria y la salud y libertad de la ciudadanía europea.
Por ello demandamos con fuerza:
1. Las personas, sean agricultores profesionales o aficionados, no deben estar obligados a comprar semillas u otros “materiales de reproducción vegetal” de proveedores comerciales. Todas las regulaciones deben garantizar los derechos de los agricultores profesionales, aficionados y todos los colectivos a usar, intercambiar y vender sus propias semillas y plantas, para así respetar la Declaración de los Derechos Humanos y el Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos (TIRFAA-FAO).
2. Los criterios de la industria no deben ser la norma a adoptar para la comercialización de semillas y plantas. Ello implica una definición técnica y legal que las plantas naturales no pueden cumplir y no reconoce el significado de la biodiversidad.
3. Las plantas de reproducción libre no deben estar sujetas a una registro de variedades ni a una certificación de semillas y plantas obligatorios. La biodiversidad debe primar sobre el interés comercial, ya que es un bien público, como el agua.
4. Para todas las propuestas que tienen un impacto sobre la biodiversidad, las consultas deben realizarse con el público, y las decisiones deben tomarlas los representantes electos. La protección de la biodiversidad no es un “detalle técnico” en el sentido del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
5. Los requisitos para el etiquetado deben ser verdaderamente transparentes e indicar los desarrollos tecnológicos utilizados, incluyendo los nuevos métodos de mejora microbiológicos, así como otras restricciones técnicas y legales sobre el uso de semillas y plantas.
6. Los controles oficiales sobre semillas y plantas deben permanecer como servicio público y deben ser gratuitos para los pequeños operadores (micro-empresas).