Editorial
Estimadas/os compañeras/os,
Abrimos este primer número de Cultivar Local correspondiente al verano de 2009 con la carta enviada a la Vicepresidenta del gobierno español solicitando que se suspenda la tramitación de los reglamentos que desarrollan la Ley de Semillas. Si en su día consideramos como un aspecto positivo y esperanzador que los recursos genéticos agrícolas se integrasen dentro de esta Ley, el desarrollo reglamentario nos ha hecho perder cualquier esperanza de cambio en la actitud y la capacidad de nuestras autoridades estatales para proteger el patrimonio genético agrícola. Ante esta falta de interés y también de capacidad, puesta de manifiesto por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino no nos ha quedado más remedio que buscar la interlocución ante la Vicepresidencia del gobierno y el Defensor del pueblo. Aunque todo hay que decirlo, sin que alberguemos grandes expectativas.
El aspecto más positivo de este número es la multiplicación de eventos tanto en la propia Red de Semillas como a lo largo y ancho del mundo, especialmente destacable es la vitalidad de América Latina.
A escala global se comentan las conclusiones de la Segunda Conferencia Mundial de Semillas celebrada en Roma, no por esperadas menos desalentadoras. Una vez más se recurre a la excusa de la seguridad alimentaria y el desarrollo económico sostenible para profundizar la brecha entre los derechos de los agricultores y los consumidores y los intereses económicos de las corporaciones de la semilla.
En el capítulo dedicado a la defensa del conocimiento campesino hemos de destacar la titánica lucha que está llevando la sociedad civil Chilena contra el proyecto de Ley de Protección de obtenciones vegetales. Y finalmente un pequeño resumen de las principales noticias que han marcado la lucha por conseguir una alimentación libre de alimentos modificados genéticamente.
Un abrazo,
Los Editores. JuanMa González y Juan José Soriano