La alimentación es un sector estratégico concentrado en muy pocas manos. Sólo 3 empresas controlan el 53% del mercado mundial de semillas. Frente a eso, pequeñas iniciativas luchan por recuperar las simientes tradicionales y la agricultura agroecológica como un bien colectivo que garantice nuestra salud. Una de esas iniciativas es la Red Andaluza de Semillas que ya lleva 10 años recuperando variedades locales. David contra Goliat.
En 2050, viviremos en el Planeta 9.300 millones de personas; según las previsiones de la FAO. Para poder alimentar a esa población, se calcula que habrá que duplicar la producción agrícola. Parafraseando a Mackinder, el que controle la producción de semillas controlará el mundo. Y, de momento, a la cabeza están tres multinacionales: Monsanto, DuPont y Syngenta. Estas tres compañías, según un informe reciente publicado por el Center for Food Safety y el Save our Seeds, controlan el 53% del mercado mundial de semillas.
Para María Carrascosa, de la Red Andaluza de Semillas el hecho de que tan pocas empresas controlen un recurso tan importante que, a su vez, define toda la cadena productiva “es muy preocupante porque es dejar en muy pocas manos de gente muy poderosa una cosa tan importante como la alimentación, como la agricultura, de la que depende nuestra salud.”
Por eso, desde la Red Andaluza de Semillas llevan 10 años luchando por la reintroducción de variedades locales desde una perspectiva agroecológica, “lo marginal de lo marginal” tal y como lo define María. Su trabajo se basa en cuatro pilares fundamentales: el trabajo con los agricultores, las campañas de difusión entre los consumidores, la recuperación y la catalogación de las variedades locales y el seguimiento de las políticas públicas.
Apuesta por la diversidad autóctona
Tradicionalmente, las semillas eran un bien colectivo, sin embargo, las semillas de las grandes multinacionales tienen propiedad intelectual. Eso implica, entre otras cosas, que guardar semillas es ilegal. Aunque tampoco serviría de mucho guardarlas porque la mayoría de las semillas híbridas (producidas mediante cruzamiento) son infértiles a los dos o tres replantes.
Por eso, la Red Andaluza de Semillas ha apostado por las variedades locales como una forma de ganar autonomía. “Cuando tú eres capaz de producir tus propias semillas eres capaz de decidir qué sistema productivo quieres poner en marcha”, nos dice María, “para mí es fundamentalmente autonomía de producción y de consumo”. Aunque también tienen otras ventajas: “muchas de ellas tienen unas cualidades organolépticas muy interesantes, como el típico tomate de toda la vida que no tiene nada que ver con el tomate híbrido de hoy en día.”
Red de intercambio y resiembra
El intercambio de semillas es algo tan antiguo como la propia agricultura. Sin embargo, la revolución verde ha mercantilizado todos los insumos agrarios. Con el objetivo de “ayudar a la gente que está distante a acceder a variedades locales y que está un poco aislada (que es la mayoría)”, la Red Andaluza de Semillas ha puesto en marcha una red de intercambio y resiembra. “Toda la gente que participa en este proyecto pone semillas de variedades locales y con todas esas semillas se hace un listado, se les ofrece a toda la gente que tiene semillas y toda esa gente pide variedades locales”, nos explica María.
Para ayudar los productores que no tienen semillas a empezar, la Red ha puesto en marcha la campaña “Apadrina una variedad local”. “El banco funciona estrictamente con el sistema ‘tú pones tú coges’. Como hay gente que no tiene se nos ocurrió la campaña ‘apadrina una variedad’ que consiste en que puedes acceder a dos variedades locales por campaña, te damos la semilla, semilla que alguien ha puesto, y tú te comprometes a hacer un pequeño trabajo de descripción de esas variedades, a rellenar una ficha en la que se te piden algunas características. En ese proceso educativo los beneficiarios tienen que saber que no es ‘dame 80 variedades y me voy’, sino que esto es colectivo y requiere el esfuerzo de todo el mundo”.
De las 20.000 plantas de interés alimentario, sólo se cultivan de forma intensiva 200. Nos estamos perdiendo todo un universo de sabores. O como resume María: “la gente está muy acostumbrada a una alimentación muy aburrida porque es sota, caballo y rey, perdiéndose el 80% de las posibilidades que te da el campo.”